En
una semana clave para la situación económica mundial, con la reunión
del G-20 y la incertidumbre ante el panorama europeo visto desde Atenas,
Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951), publica un nuevo libro llamado
«Más allá del crash», en el que apunta a una larga recuperación y
estudia los factores que han conducido a esta situación. Este
catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramon Llull ya
predijo la crisis de deuda que vivimos en 2006 para ABC. Ahora, en 2011,
anuncia que la recuperación no se producirá «hasta 2020 ó 2023».
—En
su anterior libro, profetizaba una recesión global en 2010 que no se ha
producido aunque la situación sigue complicada, ¿qué cuenta en su nueva
obra?
—
Tal y como yo lo entiendo, el crash se produjo en la cumbre europea que
se celebró en mayo de 2010, en la cual los gobiernos constataron que
salir de la crisis de la forma tradicional, a base de gasto, era
imposible. Eso supuso un giro de 180 grados: se deja de invertir dinero y
se pasa a recortar e imponer impuestos. Y lo más importante, se cierran
pactos para alcanzar cifras de déficit en fechas determinadas. Ahora
hablo de lo que ha sucedido después de este crash.
—¿Y qué ha cambiado?
—Desde
julio de 2011, se ha acelerado este proceso hacia un nuevo modelo. A
partir de agosto se han empezado a llamar a las cosas por su nombre. Y
se están dando datos más fidedignos. Si miramos las previsiones de
crecimiento de la OCDE publicadas esta semana y las comparamos con las
de primavera, hay diferencias de 1,3-1,2 puntos de PIB para Europa y
EE.UU. ¿Cómo es posible que en cinco meses se hayan podido equivocar
tanto? Creo que el asunto de Grecia, que solo representa un 0,4% de la
economía mundial, es un movimiento de distracción. Nos fijamos en Atenas
y dejamos de prestar atención a otros problemas más gordos como la
recapitalización de la banca europea, la tasa de paro en España...
—¿Qué piensa entonces del proceso de recapitalización bancaria propuesto desde Bruselas?
—En
primer lugar, solo se ha abordado un problema: la deuda pública. Todos
los activos tóxicos que acumulan las entidades financieras, no se han
tocado y como las muñecas rusas, nadie se atreve a levantar la primera
porque no se sabe cuántas puede haber debajo. Habrá una ola de fusiones y
adquisiciones que fortalecerán el oligopolio bancario. De todas formas,
el problema de la banca es global, no sólo europeo.
—¿Va a congelarse el crédito?
—No
me cabe duda. Porque las empresas que viven del crédito no son viables y
el consumo que está basado solo en el apalancamiento e ingresos
minoritarios no debe seguir. Imponer un core capital del 9% es una
llamada de atención a las entidades para que cambien su forma de actuar.
—Pero sin liquidez ¿cómo se podrá salir de la crisis?
—Jamás
regresará la fase de crédito ni tendremos las tasas de crecimiento
pre-crisis. La recuperación significa estabilidad, pero con otro modelo.
Primero entraremos en una fuerte recesión, que aún no se ha producido,
luego habrá una fase de estabilización y después una recuperación muy
suave. Hasta 2020 ó 2023 no se saldrá de la crisis. El modelo instaurado
tras la Gran Depresión se basó en que los recursos eran ilimitados y
que el objetivo principal era ocupar a la mayor parte de la gente
posible. El nuevo modelo va a partir justamente de lo contrario: se
impondrá la eficiencia y la productividad, lo que va a ahorrar muchos
puestos de trabajo. El desempleo estructural será muy elevado.
— ¿Cómo será el nuevo modelo?
—Los
mercados como núcleos especulativos van a desaparecer. Hay que
regularlos. Se ha calculado que el 20% del PIB español es humo, los
mercados como nidos de especulación tal y como los hemos entendido van a
desaparecer. Seguirán existiendo como fuente de financiación, pero
mucho más restringida. En 30 años los mercados se parecerán más a los
del siglo XVII que a los del siglo XX.
«En España habrá un paro estructural del 16%»
—Con este panorama, ¿cuál es la situación de España?
—España
lo tiene muy mal: el desempleo estructural podría ser del 12 al 16%
tras la crisis. Y es que España tiene un modelo productivo muy bajo,
poco valor añadido... Yo pienso que el 20-N no tendría que haber
elecciones: debería formarse un gobierno de concentracion nacional.
Tenemos problemas tan gordos que el partido que gane aunque lo haga por
mayoría absoluta, no va a tener la legitimidad para abordar los temas
importantes. Y lo mismo debería pasar en todo el mundo... La situación
no se resolverá hasta que deje de haber políticos en las mesas de
negociación y comiencen a a sentarse técnicos, sin color alguno. En un
mundo globalizado como el actual, los gobiernos nacionales no tienen
sentido. Si algo hemos aprendido de esta crisis es que es global, y así
será la solución.