Publicado en el portal argentino www.mundocampo.com.ar
Se
renegocian contratos, con ajustes en las condiciones.
Hace un año atrás nadie lo hubiera
creído; sin embargo, hoy comienza a convertirse en realidad: ahora sobran
campos para alquilar.
La jornada de actualización técnica que
organizó la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair), el 19 de mayo en
el Inta Castelar, fue una oportunidad única para realizar una ronda de
consultas que confirme las tendencias. Colegas de todo el país se congregaron
en una reunión de capacitación, que tuvo sus horas más jugosas en los diálogos
que se generaron entre los miembros de la cámara.
“Actualmente se están renegociando
prácticamente todos los contratos”, manifestó el ingeniero agrónomo Silvano
Morettin, un conocido comisionista de la castigada zona de Cañuelas, en la
provincia de Buenos Aires.
“En nuestra región los primeros en
prender la luz amarilla fueron los grandes “pooles” de siembra. Y detrás de
ellos el resto de los agricultores, que están terminando una de las peores
campañas de las que tengamos memoria. Ya nadie quiere comprometerse a pagar
arrendamientos fijos, y mucho menos con pago adelantado. Todos intentan volver
al formato de pago porcentual, aunque se adelante algún quintal al comenzar el
contrato. Hoy como nunca hay muchos campos ofrecidos y pocos interesados en
tomarlos”, aseguró Morettin.
“Nunca nos pasó algo igual”, comentó
Juan José Rodríguez, operador de Villa María y la zona.
“Nos pasamos la vida corriendo para
conseguir campos agrícolas para arrendar, y cuando aparecían, los negocios se
concretaban de manera instantánea. Siempre había alguien dispuesto a subir la
oferta o mejorar los plazos de pago. Nunca se comenzó tan tarde a renegociar
contratos, todos los arrendatarios están pidiendo quitas, bajas en los valores,
ajuste por producción y que desaparezcan los pagos adelantados para entrar en
los campos. Muchos ya han decidido que si los propietarios no acceden a sus
pedidos los dejarán, por eso hoy la oferta es mucho mayor a otros años”,
manifestó con cara de preocupación.
“La sequía fue mucho más grave de lo que
la gente piensa aquí en el sur de la provincia. Algunos productores han sufrido
pérdidas aceptables, y si esta situación los encontró con sus finanzas sanas
irán por la revancha, pero a muchos otros el quebranto producido directamente
los saca del juego”, agregó Diego Felizzia, reconocido corredor inmobiliario de
Río Cuarto. Según su diagnóstico, la pérdida en algunos casos es casi total y
ya se resintió la cadena de pagos en el interior.
Felizzia sostiene que en la zona de Río
Cuarto nadie quiere pagar valores fijos.
“Algunos conocidos agricultores apenas
aceptan hacer algún pago parcial adelantado y el resto ajustado a porcentaje de
la producción. No tengo dudas de que los propietarios tendrán que comenzar a
compartir riesgos, o en esta campaña van a quedar campos sin alquilar. Esto que
está pasando es sin dudas un proceso de adaptación a las nuevas condiciones de
la región; comienzan a valorarse los antecedentes de los arrendatarios, su
forma de trabajar y su trayectoria. Da la impresión de que este año van a
sobrar campos agrícolas”, concluyó.
Nueva forma de contratar. Nadie hubiera imaginado hace apenas un
año diálogos como los escuchados durante la jornada. La tierra agrícola es el
bien más escaso en la Argentina –y en el mundo–, y los agricultores, después de
años de “selección natural”, aprendieron que aumentando la escala de producción
se protege el negocio y se mejora la renta.
La competencia por captar las mejores
tierras agrícolas cambió el mapa del país y el estilo de vida de mucha gente.
En menos de 10 años los precios subieron mucho, dejando en manos de los
propietarios de los campos el diferencial que la evolución tecnológica produjo
con mejores rendimientos.
Sin embargo, en muchos casos se
asumieron riesgos elevados, y cuando eso pasa, la sequía no perdona.
Debería agregarse al análisis la
ausencia total de políticas que permitan absorber los normales altibajos que el
clima y los mercados generan. Mantener el exagerado nivel actual de retenciones
y las negativas regulaciones comerciales en las actuales condiciones, fue
condenar a la quiebra a miles de agricultores cordobeses.
El obstinado mantenimiento de trabas a
la exportación producirá este año la menor superficie de trigo sembrada en
cincuenta años.
Algún día el mundo entero nos juzgará
por permitir que en las mejores tierras que se conozcan no se produzcan los
alimentos que tanta falta hacen. Pero de esto nuestra gente sabe mucho. Nos
referimos al cambio de las reglas de juego y la indispensable “cintura” que se
requiere para adaptarse y sobrevivir.
La necesidad de supervivencia que el
productor argentino enfrenta cada año generó la técnica de la siembra directa,
miles de engordes a corral caseros, el silo bolsa, la rápida adopción de nuevos
híbridos y variedades, y tantos otros “inventos” que el mundo entero copia y
sólo aquí no se valora en su justa medida. La necesidad de cumplir con los
compromisos asumidos y seguir produciendo, hacen que hoy en día se estén
renegociando cada uno de los contratos de arrendamiento en Córdoba, y que por
ahora sobren los campos.
Los autores son ingenieros agrónomos,
integrantes de la empresa Marca Líquida.