El hecho ocurrió en Cerro Largo, en la zona aledaña a la localidad de Tupambaé. Desde un establecimiento que explota el Dr Alejandro Costa se llevaron una veintena de terneros que estaban al pié de sus madres (terneros mamones en el lenguaje campero). Los animales estaban sin trazar aún, y sin marcar, ya que en el sistema del establecimiento este trabajo se hace precisamente al destete de los animales y en días más fríos para evitar bicheras en orejas y pérdidas de chips. El robo se produjo el viernes de Semana Santa, 6 de abril, viernes de luna llena. Los individuos que cometieron el delito apartaron los terneros de sus madres y los tropearon por un camino vecinal de poco tránsito. Cuando el Dr Costa advirtió el hecho tuvo la precaución de anotar el número de las caravanas de las vacas que costeaban el alambre balando por sus hijos. El productor damnificado efectúa la correspondiente denuncia con absoluta certeza de que había sido víctima de un robo. Alejandro Costa destaca la pericia y el compromiso de la policía de Tupambaé y la Bepra de Cerro Largo (brigada especializada en la represión del abigeato) que trabajaron intensamente en el caso. Cuando se arma el rompecabezas con las pistas obtenidas y se detecta a los animales que se presumen fruto del hurto, faltaba una prueba que pudiera confirmar o descartar el origen y la pertenencia de los animales, y es aquí que el juez pide la prueba de ADN. Con el resultado de este examen científico no hay discusión ni posibilidades de error, establece con certeza a qué vacas pertenecen los terneros y es un factor clave para la sentencia judicial que termina en el procesamiento con prisión de los implicados en el delito, al comprobar que los terneros eran efectivamente de las vacas del Dr Costa.
En la entrevista concedida a Hora del Campo, el Dr Alejandro Costa se mostró satisfecho con la
resolución del caso, y dijo, que sin importar quién, es claro que las personas que roban deben
estar en la cárcel, ya que son quienes
no aceptan las reglas con las que se ha organizado la sociedad civil para convivir
y funcionar. Para el veterinario y productor, el abigeato constituye parte del
tema de la inseguridad que está sufriendo la sociedad civil, y particularmente
en el tema de los ovinos es un fuerte desestimulo a la producción. Sostuvo que
muchas veces el trabajo policial fracasa ante la imposibilidad de lograr
pruebas contundentes en el abigeato, y
esto termina también impactando en al ánimo de los funcionarios del ministerio
del interior, aunque en este caso, felizmente, la ciencia permitió obrar con
absoluta justicia y sin temor a errores.
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