viernes, 15 de junio de 2012

Un año del embargo de Rusia a Brasil

Informe del diario Valor Económico adaptado y publicado por beefpoint.


En los umbrales del primer aniversario de uno de los más largos embargos a un producto brasilero en el exterior, el gobierno demuestra dificultades en conseguir resultados prácticos en las negociaciones para retomar y  reabrir mercados antes dominados por el país. La barrera de Rusia  a las carnes brasileras completa exactos 365 días el 15 de junio. Pero este no es el único caso de la compleja agenda comercial. Los productos del agronegocio brasileño sufren restricciones más o menos graves, en mercados relevantes, como la Unión Europea, Japón, Argentina, África do Sul y Estados Unidos.

Al mismo tiempo al que se negocia el retorno de las exportaciones hacia Rusia, el gobierno pelea para destrabar el mercado de bovinos en la Unión Europea, tener acceso al de suinos de Japón, derrumbar las barreras impuestas por los sud africanos a la cadena de pollos y suinos nacionales, y reducir las restricciones de Argentina y Estados Unidos.

El embargo parcial ruso, el cuarto en 10 años, aún es un impase. Parte de la suspensión iniciada el año pasado afectó a tres estados de la región sur, grandes productores de carne suina. El principal perjudicado fue Rio Grande del Sur que era el más dependiente del comercio con los rusos. El Estado, en abril de 2011, vendió US$ 37 millones, y en el mismo mes de este año no embarcó ni una sola carga. En números generales, fueron vendidos US$ 72 millones para los rusos en carne suina en 2011, y  US$ 42 millones este año, una baja de 42,36 %.
El Ministerio de Agricultura cree que el problema fue parcialmente resuelto, ya que otros mercados como Ucrania, Hong Kong y Emiratos Árabes, ampliaron sus compras y disminuyeron la dependencia de Brasil en relación a Rusia, que el año pasado llegó a comprar la mitad de la carne enviada al exterior.
El sector de bovinos es el más perjudicado en la agenda brasileña con la Unión Europea. Las exportaciones chocan con dos problemas: la directiva 61, al imponer reglas que dificultan las exportaciones permitiendo solamente el envío  de productos de propiedades específicas, y la cuota Hilton, creada como forma de compensar los subsidios agrícolas adoptados por los europeos al final de la década del 70. Mientras tanto, Brasil no ha logrado exportar toda la cuota a la que tiene derecho por causa de exigencias, como la creación de bovinos exclusivamente a pasto y rastreados a partir del destete.
En el caso del Hilton, el sector privado   preparó una propuesta informal para ajustar los requisitos. El gobierno aguarda el efecto de esa medida. “Esperamos que las ventas aumenten, pues la cuota Hilton es una forma de compensación que no usufructuamos, ya que es necesario criar los animales solamente a pasto. Hoy ese es un sistema que no es más usado. Los animales comienzan a apasto y terminan en confinamientos para engorde antes del abasto” explica Enio  Marques, secretario de Defensa Agropecuaria.
Un problema que observa el gobierno es la falta de planeamiento en la producción. “Los frigoríficos no poseen una fidelización de los productores que les abastecen. ¿Como esperar que alguien crie un animal con reglas especídficas para ser vendido de aquí a dos años?” pregunta Celio Porto, secretario de Relaciones Internacionales de Agronegocio del Ministerio de Agricultura.

En relación a ala directiva 61, el gobierno a{un agurda un posicionamiento de los europeos. “En los dos casos tenemos que mantener la amenaza de que si las negociaciones no avanzan, vamos a abrir un panel en la Organización Mundial de Comercio (OMC)”, analiza Celio Porto. “Durante las negociaciones al inicio del año, pasamos a gerenciar la lista de las propiedades habilitadas a exportar. Es un primer paso para la resolución del problema”, dice Enio Marques.